lunes, 12 de noviembre de 2007

El equipo y la montaña

Este finde, como tenía ganas de emociones fuertes, me he ido al campo. A la montaña. A escalar, ha hacer deporte, vaya…cosa rara en mí porque normalmente me siento en el sofá hasta que se me pasan las ganas de cometer estas barbaridades…
Cuándo estaba en la mitad de la ascensión, es decir…ya no tenía más remedio que tirar para arriba, me entró una mezcla de “canguelo” y sensación de ridiculez frente a la montaña…¿quién me mandaría a mí venirme a desafiar a esta mole?
Si bien es cierto que no todas las formaciones rocosas tienen la misma composición, ni se han formado de la misma manera, esta es especialmente sólida (granito, sierra de Madrid, claro) aunque de las más erosionadas que tenemos. No había peligro de quedarse con la piedra de agarre en la mano…entonces…? El susto debía tener otro origen…
Las cosas adquieren su dimensión cuando se ponen a prueba. La montaña es sólida cuando se intenta erosionar, no necesariamente con un fin de destrucción, tal vez solo para admirar el paisaje desde arriba (se ve Madrid) y volver a bajar…También es verdad que podía haberla admirado desde abajo y ya está…pero …me estaba desafiando y le quise el órdago.
Finalmente subí, admiré, bajé y me fui para casa discurriendo sobre qué pensaría la montaña sobre su fortaleza (en el hipotético caso de que las rocas piensen) al haberme tenido en su falda a modo de grano en el culo.
¿Sabrá la montaña lo fuerte que es la unión entre sus rocas? Igual me ha necesitado para demostrárselo a ella misma…yo siempre tan egocéntrica

El próximo día, a la playa…aunque ahora que lo pienso…tampoco es moco de pavo el mar…

la foto que ponga será de la Maliciosa, claro