miércoles, 26 de diciembre de 2007

La Gioconda

La cosa es que la comunicación no verbal influye muy mucho en las relaciones (laborales, personales…) Esto es de una lógica aplastante. Al leer “Comunicación no verbal” se puede llegar a tener una idea grosso modo de cómo funciona el tema (un libro de divulgación que lleva toda la vida en el mercado, por cierto)
Pasando de esto.
Uno puede “no controlar”, no saber cómo influyen en el otro sus repuestas verbales, sus repuestas corporales o ambas a la vez. Esto último, si se produce, ya es el desastre (hay cosas peores todavía)…pero…hay algo en esto que el receptor interpreta como “sin malicia”, torpeza por parte del emisor…El receptor no es tonto y es capaz de discernirlo de lo siguiente (aunque sigue siendo igual de ofensivo):
Todos tenemos un código más o menos común (sobre todo si se pertenece a la misma cultura) en cuanto a comunicación, de cualquier tipo, se refiere. Pero hay gente especializada en conductas ambiguas, que rayan en el filo de lo improcedente, porque usan estas reglas no escritas en su propio beneficio (nadar y guardar la ropa)…o al menos es lo que pueden hacer creer…


Sin datos suficientes, el receptor les ofrece el beneficio de la duda, pero eso no quita que piense en otras posibles alternativas en la interpretación…hasta que se le demuestre lo contrario. Tiene tanto peso o más una expresión física que una verbal y aunque a las cosas no se le pongan nombre no quiere decir que no existan. “Aquí y en la china popular”, blanco y en botella es LECHE. La cuestión es que toda esta mierda es un despiste para el que escucha y este puede llegar a ponerse en contra del que emite solo por que no responde con unos MÍNIMOS coherentes.
La importancia del diálogo…

Es más fácil adivinar de qué se ríe la Gioconda….pero no me van este tipo de juegos...

viernes, 14 de diciembre de 2007

Lo improbable de lo imposible


Es una cuestión de ética.

Libertad es decidir, pero también darse cuenta de que se está decidiendo (lo más opuesto a dejarse llevar). Y para ello hay que pensar al menos un momento en lo que se va a hacer (así seremos menos borregos). Es conveniente para esto alejar todo tipo de sentimientos (culpa, pena, responsabilidad…)
Francois Rabelais en Gargantúa y Pantagruel,… la frase que lucía la puerta de entrada de la abadía de Teleme (Theleme?, .. no me acuerdo, ya…): “haz lo que quieras”.
Esta frase no es más que un reflejo del problema esencial de la libertad misma: no somos libres de no ser libres, no tenemos más remedio que serlo.
Nadie puede ser libre en mi lugar, nadie puede elegir por mi, nadie puede buscar por mi…por eso soy libre…

Sartre : “estamos condenados a la libertad”

Al final, harás lo que quieras. Te llevarás por delante otro futuro, dejarás en el cruce los otros caminos. Lo bueno de la libertad es que hay que escoger con responsabilidad, te obliga a sopesar los “pros y los contras”.
La diferencia entre los hombres y el coyote es que este no perfecciona la técnica de sus trampas para pillar al correcaminos, la desecha e inventa otra. Nosotros nos empeñamos una y otra vez en lo mismo, sabiendo de antemano que es imposible que funcione. Pero ahí estamos…otra vez…

Partiendo de que lo imposible no existe (tan solo es una probabilidad remota de que algo suceda) lo demás tiene una probabilidad entre 0 y 1 de ocurrir.
Lo importante es, no la probabilidad de que finalmente se produzca algo…, sino que en la realidad PRÁCTICA no se producirá.
Cualquier proceso físico que es menos probable que el éxito es, efectivamente, imposible.
Esta es la base de la segunda ley de la termodinámica.
Y yo, que soy muy mía y miro las cosas como me viene en gana, se la aplico a las relaciones humanas, con cierto desprecio…

La mente es más lista que el cerebro… sigo teniendo dotes clarividentes…guay!!

SIGH!!